99. Anotaciones sueltas y sin sentido

procuro escapar del aleteo de la venganza
ausentes las antiguas horas
en tierras del norte el fuego se regenera
y consume el bosque carnal que se extiende
cutanea flor insaciada embriaguez
soplo del viento madura el corazón
canto de sirena a donde van las musas despechadas
el poeta y sus tapones de cera las amarras
mientras el barco desciende a los infiernos

hay una petición denegada en la boca del ordenador
el silencio del encierro transfusión de soledades
érase un hombre pegado a un cuaderno
la flor polar y el crisantemo
ataúd donde la carne ubicua se corroe
palabras encadenadas rebelde hidromiel
y tu boca que supura muerde flamea

como un campo de imposibles girasoles a la luz de luna llena
recuerdo la piel de tus piernas, tu monte de venus
las extrañas desapariciones de la memoria
crecerse al castigo mientras poliedros gigantes
humedecen de sangre el cuello
espejo fiel recordatorio del final del río
presencia de mar Olas Gaviotas negras
y cae el sol a su tierra líquida sin más allá
escapar Huir Cerrar los ojos

caleidoscópico fulgor salvajes devorar la vida
sin que importe el tiempo
un corte una menguante dispersión de la mirada
tus manos en otras y esta necesidad de hueso y tatuaje
volar Aprendiste Del viaje sólo queda el desierto
olvidar los nombres