311. Encuentros y desencuentros
Una vez más, la cita anual.
Esa buena educación "apatía"
El buzón del correo electrónico se inunda con las invitaciones a la presentación del libro de algún amigo o de, en su mayoría, conocidos. Algunos como no queriendo te recuerdan que hace diez, siete o cuatro años te acompañaron/estuvieron presentes cuando tú algo hiciste en la FIL. Es obvio que esperan que en correspondencia de aquello te aparezcas en su evento. Es por eso (entre otras cosas, pues) que hace años soy de la idea que presentar libro o revista en FIL, si no es en verdad ESPECTACULAR, no tiene caso. El monstruo de la expo se alimenta de los intentos de los (pequeños) editores, e incluso de editoriales con mayor protección, de compartir con sus lectores sus tribuladas novedades.
En FIL triunfan los autores mediáticos, los que venden miles de libros, algunos ganadores del Nobel, los que los "profesores" de literatura recomiendan, los que, sí, son despreciado por el minúsculo grupo de diletantes urbanos, que sin embargo, tampoco es que apoyen mucho a su editor local.
El programa de la feria es el mapa del tesoro, pero se debe ser para sacar la lupa y elegir la actividad que en verdad interesa a cada quien, y que ese conocido no se ofenda si uno no puede asistir a su presentación, a fin de cuentas lo que importa es que la gente que vaya a cualquier evento sea la que en verdad quiera estar en él y decide regalar/invertir 50 minutos (exactísimos, porque nada es gratis en FIL) de su tiempo en escuchar como se habla de un libro y quizá con suerte como el autor lee algún fragmento.
Como editor hago uso de las redes sociales para invitar a muchos de estos conocidos virtuales y algunos no tanto, a las presentaciones de nuestras novedades. Confío siempre que los contactos se encargaran de re-enviar la invitación a sus propios contactos si ésta les resulta atractiva. Me he topado con gente que me responde que ellos también presentan libro y que si voy a su presentación irán a la que yo invito. Ni siquiera respondo. No se trata de un yo voy para que tú vayas, aunque tan educados nostros los tapatíos, tan cuidadoso del que dirán y las maneras, preferimos acudir muchas veces aunque parafraseando a Bartleby preferiríamos no hacerlo.
El monstruo bipolar... que al despertar...
A su vez ese monstruo bipolar llamado FIL incita a pecar, a que vayas, y nos vende sus eventos como el no más allá de la literatura, de la cultura, de la promoción. De que hay autores valiosos y editoriales con propuestas arriesgadas e interesantes los hay, pero se tienen que ir cazando de a poco, descubrirse entre rumores y murmullos, en alguna nota perdida en la red. A su manera cada uno de los que estamos publicando en estos espacios virtuales es lo que pretendemos.
Porque en la Feria hay casi de todo, como en botica, por ejemplo, minutos después de la inauguración y con los "importantes" aún presentes ya hubo alguna "Intervención ciudadana" (hay video que lo testifica y ya circula en twitter y Youtube ) para criticar la pelea (que más parece pleito de "compas") que el Gobierno del Estado y La Universidad de Guadalajara sostienen desde hace unos meses y que a fin de cuentas los únicos que en verdad perdemos somos los ciudadanos.
Recuerdo entonces que hace unos cuatros años el poeta Orlando Guillen se encadenó a la entrada de la EXPO (bueno, un poco más lejos, a la reja de una de las jardineras de la entrada) en razón de un pleito que sostenía con el FCE. Orlando buscaba que su protesta fuera apoyada por todos los visitantes a la feria y así obligar al Fondo de Cultura a publicarle una antología de poetas catalanes a la que había dedicado ya algunos años. Pero la feria es veleidosa y su protesta no paso de ser el viejito loco que se encadenó.
Para el festejo y para la queja
Sí hay asuntos que festejar, por supuesto: el encuentro con amigos, las novedades de algunas editoriales alternativas (favor de transitar por el pasillo L), la permanencia de las mismas en un mundo de competencia y donde parece cada vez existir menos gente que compra libros (pese a los que digan que seguirán amando el papel sobre todas las cosas) y cada vez más, pese a las persecusiones, aquellos que encuentran en internet por lo que ya no desean pagar: música, programas y claro, cada vez más, libros. Los "grandes" editores tampoco ayudan, quizá sea mi percepción y la de algunos otros, pero pareciera que todos quieren salvar sus crisis finacieras encareciendo el objeto que mercadean. Sí, los precios de la mayoría de los libros están por los cielos. Descaradamente caros. Y si acaso la famosa venta nocturna del viernes logre algo, será dejar los precios en su normalidad.
Esta cultura del dinero, de la ganancia, es la que, desde mi visión, aleja a los lectores. Se trata de una cadena donde en apariencia quienes menos importan son el autor, al menos si no es un autor mediatico, y los lectores, donde tiene que ganar la editorial, el distribuidor, la librería. La cuestión de hacer/imprimir el libro es lo menos onerosos. Estamos a la espera de un autor radiohead que rompa con la industria y regale su libro o reciba donaciones de sus millones de lectores en su página web. ¿Lo verán estos ojos? ¿Habrá alguno que se atreva?
Hoy es el segundo día de FIL, seguiremos escarbando para compartir en la medida de lo posible nuestros tesoros descubiertos (o nuestros espejitos, también).
!Qué tengan buena FIL!
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