miércoles, 15 de octubre de 2008

132. Aún en la resaca... (usted disculpará)

Para no olvidar

Miércoles, 15 Octubre, 2008

Aún resuenan los ecos de “El salmón”, “Flaca”, “Tuyo siempre” y todas las demás canciones, una a una de las 30 listadas. Todavía se pone la piel chinita. El Teatro Diana, y por dos días, se convirtió en un templo rocker, visitado por cerca de cinco mil personas, que literalmente adoraron la figura de Andrés Calamaro. Por fin, el excepcional músico argentino ya no es más la estampita impresa en las portadas de sus discos. Ahora ya sabemos lo que el señor front man hace arriba del escenario.

En verdad que no recuerdo, en la ciudad, conciertos de rock tan fervorosos como los del pasado fin de semana. Uno tras otro. En el del viernes, la gente no esperó que el show llegara a sus mejores momentos para levantarse de las butacas. Muchos recibieron de pie y a grito abierto a Calamaro y sus seis musicazos antes de que soltaran la primera nota. En la sesión sabatina, la cosa tardó en calentarse, pero el cierre fue avasallante.

Andrés y su banda propusieron contundencia, un sonido enérgico y robusto, que en gran parte de la tocada fue abanderado hasta con cuatro guitarras, y secundado por bajo, batería y teclados. Tal batallón, inevitablemente, sacudió a los presentes, incluso a muchos jóvenes, que sin poder ni querer evadirlo, cayeron atrapados en las redes del cantautor.

El manojo de canciones fue abundante. El repertorio en las dos fechas fue idéntico, salvo “En el último trago” y “Costumbres argentinas”, que cantó a capella el viernes y el sábado, respectivamente. Calamaro debía ser generoso, luego de no presentarse nunca en México, y cumplidor, entregó hit tras hit, más temas recientes. Se le veía sorprendido. Ni él, ni muchos como yo, nos esperábamos tanto cariño desbordado. Un acetato de José Alfredo Jiménez, una playera de la selección mexicana, una máscara de luchador, un sostén, la tricolor y albiceleste enlazadas y hasta porras futboleras fue lo que se llevó el argentino como regalo.

Yo les pongo la etiqueta de memorables a ambas presentaciones. El público salió del lugar como si le hubiesen bajado las estrellas. Según Andrés, a él y su grupo los hicimos sentir unos “putos dioses del rock”. Así lo señaló en su blog. Podría quedarse desde ya como el show del año, pero habrá que ver lo que sucede el domingo en el Motorokr. Ahí nos vemos.

rubenrodriguezmaciel@yahoo.com.mx

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