05 a la 10. Divagando

El campeón tiene miedo...
Ayer me preguntaba una amiga si iría al concierto de Roger Waters. Le dije que me gustaría pero que existía la posibilidad de que viniera Andrés Calamaro (aunque esto se viene diciendo desde hace dos años, y según el manager Ocesa no ha/había querido traerlo porque esto no es Argentina y económicamente no les conviene/venía. Calamaro por supuesto no lo ha confirmado y salvo rumores y sonrisas positivas nadie en su sano juicio se atrevería a afirmarlo tan rotunadamente), y como mi capacidad económica no es muy buena en estos momentos tendría que decidirme por uno o el otro. Escuchó Calamaro y hasta se le enchinaron las tripas (si es que las tripas se pueden enchinar, claro está). Como crees, si ni siquiera hay punto de comparación. Calamaro Sucks. Justamente el día de la semana pasada que platicaba con Rubén eso comentamos: que en realidad entre nuestros conocidos hay mucha gente que se moriría por ir al concierto de Andrés, pero fuera de él, por alguna razón que yo no termino de comprender, o por muchas razones, algunas de ellas cliché, la gente le hace el fuchi a música como esa. (¿Es eso música?) Pero justo también ayer me quedé pensando en lo que esta amiga me ha dicho. Hasta donde recuerdo en todas las ocasiones en las que coincidimos en alguna reunión o fiesta y alguien sugirió escuchar Pink Floyd ella con cara de horror decía pero como Pink Floyd, es una fiesta. Quizá tenía razón, era una fiesta. A donde quiero llegar con todo este divague es que de la gente de Guadalajara, la que acudirá a ese magno concierto de Waters, cuantos en verdad tienen no ya un disco de Waters, mínimo un disco de Pink Floyd. Es obvio que todo mundo conoce The Wall pero ¿y lo demás? (... y todo lo demás también...). Suele pasar que en cuanto se aproxima un gran concierto salen fans como poetas en estas tierras. Levantas una piedra y encontrarás un fan de... Roger Waters!